Nuestro hotel estaba situado en Marqués do Pombal. Un sitio tranquilo y bien comunicado. Escogimos el Hotel HF Fénix Lisboa. Un hotel al que volvería sin pensármelo.
El metro está solo cruzar la calle y también hay varias líneas de autobús. El bus turístico también tiene parada allí y quiosco de información y para comprar los billetes.
Desde aquí se puede visitar el parque Eduardo VII. Desde lo alto, tiene unas vistas espectaculares con la silueta del Marques de Pombal vigilando la Avenida da Liberdade hasta el Tejo.
Os recomiendo tomar algo en Linha d’Água. Un bar con una terraza a un lago artificial que lo encontraréis una vez estéis arriba del parque, cerca del mirador.
Del Castelo de Sao Jorge sólo puedo decir que tiene unas vistas espectaculares, un mirador privilegiado y unas murallas visibles desde la ciudad. No hay castillo, sólo ruinas y murallas reconstruidas el 1938 al quedar las originales destrozadas en el terremoto de 1755. Espero que esto no moleste a nadie, pero es así. De hecho el rey Manuel I, en 1511 se hizo construir un palacio en la Praça do Comercio y el recinto pasó a ser teatro, prisión y finalmente depósito de armas.
El sitio lo encontré desangelado y salvo las murallas que se podía hacer el camino de ronda y admirar las vistas no hubo nada más de mi interés.
Uno de los días optamos por hacer una visita a Cacilhas y ver como anochece desde la otra orilla del Tajo.
Calcinhas es conocida por la estátua del Cristo Rey visible desde muchos sitios de la ciudad al otro lado del puente 25 de Abril.
Para llegar allí cogimos un ferry en la estación fluvial de Cais do Sodré. Al lado está la estación ferroviaria que uno debe ir para visitar Sintra o Cascais desde Lisboa.
Para el ferry a Cacilhas hay que pagar el billete. Es muy económico, 1’40€ I/V. La linea que va allí es una linea regular y puede coger el que quieras tanto al ir como al volver. Sólo hay que asegurarse no perder el último de vuelta (cuando yo fuí era a la 1 de la madrugada).
Llegamos allí buscando un sitio en concreto, el restaurante Ponto Final. Un nombre que da una pista de donde se encuentra.
Al bajar del ferry, hay que caminar hacia la derecha por el muelle, en dirección al puente 25 de Abril. Hay que caminar y caminar hasta pensar que te has equivocado y, al final, se encuentra el tesoro.
Si uno llega pronto tiene la posibilidad de disfrutar el atardecer frente a la costa lisboeta en este sitio cenando o en el local contiguo con un ambiente algo más informal7chill out en A Tira-te ao Rio.
¡Pero cuidado! no todo es tan bucólico. El clima de Lisboa cambia radicalmente durante la noche y donde durante el día puede ser cálido por la noche llega incluso a hacer frío. Sólo os diré que en el restaurante reparten mantas entre los clientes que tienen la osadía, como nosotros, de comer fuera. Mi consejo es ir pronto, empezar a comer cuando aún hay sol y acabar anocheciendo bien tapados y de camino al ferry.
Cuando vayáis por el muelle de camino al ferry, daros la vuelta y disfrutad del puente iluminado en medio de la oscuridad. Sólo estaréis vosotros, el Tajo y la luz de la luna y el puente.
Y en el próximo post nos iremos al barrio de Belém.
Enlaces relacionados:
Lisboa: Praça do Comercio, Baixa y un Hermes.
Lisboa: Tranvías, miradouros y A Licorista O Bacalhoeiro.
Lisboa: barrio de Belém
Lisboa: el litoral lisboeta, Cascais y Estoril.
Lisboa: Sintra.
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